Desde el principio Dios ha amado su creación a
pesar que la misma no ha respondido de la misma manera. Al evaluar cuidadosamente
los atributos de Dios, el mayor que se
describe en las Escritura es su eterna bondad. Y esto se refleja en el ofrecimiento del hijo a pagar
lo que nunca había tomado prestado. Es decir, amparó a la humanidad ante
la destrucción Sodomica y Gomorriga que permeaba con fuerza a toda la
tierra. Sin embargo, es descriptible la dimensión
benigna de Dios. Por eso clamamos Abba padre en plena confianza
que Él nos ama, derramando su presencia en nuestro limitado espíritu, manifestando
un gozo inefable. Como dice mi pastor
Dios siempre tiene una salida y yo le
que añado unas palabras; siempre en
situaciones imposibles.
Al acercarnos íntimamente a nuestro Señor,
siempre nos derretimos ya que su presencia es inescrutable que sobrepasa la
frontera humana, deseando estar con Él siempre.
Si analizamos la dimensión de Dios, resulta muy
interesante que siempre es BUENO, es bueno porque nos creó a su imagen y
semejanza, no igual a los ángeles, dispuso que nosotros gobernársenos sobre
toda animal creado en la faz de la tierra y cuando fallamos nos protegió con la redención
de su hijo. Que más pedir. Hoy tenemos
la firme certidumbre que Dios permite que nos equivoquemos para buscar su
consejo y permite que tropecemos para ayudarnos a levantarnos. Por lo tanto,
los pequeños desaciertos son vitales para depender de la guianza divina. Que la
estrella de Belén nos dirija al Salvador, y luego, a su eterno e inherente
amor. Como expresa un coro; Dios es Bueno, pues alábale!,
mi Dios es Bueno, alábale !
De manera consciente y su bondad
ciertamente circula en cada una de
nuestra célula, no existe un mecanismo humano
ni celestial para recompensar la dimensión benigna de Dios hacia nosotros, pues de El emana la
vida que sostiene toda su creación, con su invisible sempiterno poder, indicando que siempre está con nosotros. Aleluya !!!!!
Escrito `por David Meregildo
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